1 de junio de 2010

VIAJES (IV)

LAOS

El país del millón de elefantes o el reino de las sombrillas blancas es tan antiguo y pequeño como armonioso y aislado por su naturaleza de abruptas montañas y junglas. Laos, el más enigmático y desconocido de los tres Estados que forman Indochina, ha encontrado finalmente la paz después de 300 años de guerras.

La total ausencia de influencia extranjera nos permite acercarnos al más tradicional estilo de vida del sureste asiático. Desde las fértiles tierras bajas del valle del río Mekong a las escarpadas montañas de Annam, los que han visitado Laos lo califican como la estrella del sureste asiático.




Imprescindibles. Una ventanilla en el avión para admirar la llegada a Luang Prabang. El templo de Wat Xieng Tong. Masaje y sauna de hierbas tradicionales. Circuito a pie por Luang Prabang, declarada por la Unesco patrimonio de la humanidad. El increíble sonido de tambores y timbales que de 16.00 a 16.30 tocan los monjes en la torre del tambor. Cataratas de Kuangsi y las tribus a orillas del Mekong. Cuevas de Pak Ou, llenas de todos los estilos y tamaños. Budda Park. Mercado de la plata. La enigmática Llanura de las Jarras, el mayor yacimiento arqueológico del siglo V, pero también una zona sembrada de minas antipersona.


Las cataratas de Khone son unas enormes cascadas por donde transita el río Mekong en Laos, muy cerca de la frontera con Camboya. Con una altura total de 21 metros es el principal obstáculo de que el Mekong no sea un río navegable en China.


Sin ser de las más altas es compensada por su tremendo volumen, un caudal medio de casi 11.0000 metros cúbicos de agua por segundo, aunque existen registros de haber alcanzado los 49.000 metros cúbicos en algunas etapas de la historia. En el siglo XIX colonialistas franceses protagonizaron repetidos esfuerzos por navegar por las caídas, comprensiblemente y dada su magnitud, todos fracasaron.

El área de Khone al sur de Laos es una maravilla ecológica impresionante. Unos torrentes que caen por los rápidos y espectaculares saltos de agua que se extienden a lo largo de 10 kilómetros. Incluso en la estación seca, cuando el flujo del Mekong es mucho menor, las cataratas siguen siendo una vista espectacular que sigue expresando su tremendo poder.

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